Mujeres solteras: el cambio social está aquí

Si hace unos años las mujeres de la época se hubieran planteado el panorama social en el que nos encontramos en estos momentos seguro que hubieran puesto el grito en el cielo. Hoy en día las mujeres solteras no llevan anclado a esa palabra, “soltera”, ningún hándicap que les achaque algo que no es. Es decir, en la actualidad, la soltería de la mujer puede estar estrechamente relacionada con una decisión propia que se aleja mucho de los estándares asociados establecidos años atrás.

Y la verdad es que estos estándares sociales no datan de tan lejos. Lo cierto es que solamente tenemos que mirar a generaciones que están inmediatamente por encima de nosotras. Hoy en día las mujeres solteras son totalmente libres, no están mal vistas por la sociedad, o por lo menos por gran parte de ella, y son activas en los cambios sociales más llamativos.

LAS MUJERES SOLTERAS SON UN MOTOR SOCIAL

La libertad de la mujer y la capacidad de decidir sobre sí misma han hecho que no sea necesario el matrimonio ni la presencia de nadie más en su vida para salir hacia adelante. De hecho, gran parte de las mujeres solteras de la actualidad lo están por una decisión propia y meditada. Suelen formar parte de grupos sociales prestigiosos o de élites laborales muy llamativas. Son chicas totalmente independientes tanto social como económicamente, que valoran su vida y sus trabajos por encima de todo. Además, su libertad llega hasta la procreación. Cada vez es más habitual que estas chicas acudan a las clínicas de fertilidad con la firme decisión de convertirse en madres solteras.

A mi alrededor cuento con algunas de estas mujeres solteras que han optado por dedicarse a sí mismas y lo hacen con devoción y las cosas muy claras. Desde luego, se trata de una forma ideal de entender la vida y de apostar por unos valores en ciernes. Atrás quedaron aquellos años en los que el matrimonio estaba bien visto y la soltería era algo así como una preocupación incipiente que debía solucionarse cuanto antes.

Es cierto que cada vez asistimos a un auge mayor de las bodas, pero la cosa ha cambiado muchísimo. Tomar la decisión de llevar una vida en solitario, en la que la mujer sea su propia compañera está a la orden del día. Desde luego, admiro profundamente a esas mujeres solteras que saben lo que quieren y son uno de los músculos de una sociedad cada vez más cambiante. Y, en mi opinión, tomar una decisión ajena a los ojos juzgadores de la población es un acto de valentía revolucionario que merece la pena muchísimo.