Todo empieza por un buen lavado
Debemos seguir al dedillo las recomendaciones que nos hace el propio fabricante de la prenda. Si eres de los que quita las etiquetas, consérvelas en un lugar que recuerdes con facilidad para acceder a ellas cuando sea necesario. También es conveniente clasificar la ropa según varios criterios: en función del grado de suciedad, del tipo de tejido y del color. Así ajustaremos mejor el programa de lavado.
En cuanto al detergente y materiales utilizados para el lavado de la ropa laboral aconsejamos que dosifiquéis bien las cantidades, puesto que añadir más cantidad de la necesaria daña los tejidos de las prendas y el medio ambiente. También podéis utilizar jabones neutros, así no blanquearéis en exceso vuestra ropa.
Otro truco para que los lavados no desgasten tu ropa de trabajo es meter las prendas del revés y no lavar a temperaturas altas. Tampoco debes llenar en exceso tu lavadora porque la ropa no se limpiará bien. Si normalmente lavas con agua fría la cal apenas se incrusta en la lavadora. Si no es así, quizás es mejor para tu ropa que instales un descalcificado en lugar de usar productos químicos antical.
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