Prendas que nunca deberías comprar en rebajas
LAS PRENDAS QUE NUNCA DEBERÍAS COMPRAR EN REBAJAS
Y es que debemos aceptar que cuando de ropa y rebajas se trata, podemos ser irracionales. Encontramos necesidades que no tenemos: “Necesito un vestido fosforescente, no tengo uno para esas veces que tenemos que usar fosforescencia”… Ok, ¡nunca de los nuncas has tenido una reunión fosforescente! Así que vamos a limitar nuestras compras a lo que normalmente usamos.
¡NO ES TU TALLA!
Te encantó una prenda pero no te queda: si está grande, dices que “le metes unos centímetros”, si te queda chica, que “con una dieta y ¡listo!”. ¡No! Si no te quedó, mejor déjala, después encontrarás algo parecido. Te aseguro que si no te queda estará metida en tu armario por años. Además, ¿qué caso tiene comprarla en rebajas, si vas a gastar en un sastre?
MALA CALIDAD
Ya sea un bolso, zapatos o ropa, si son de mala calidad, no los compres, por muy baratos que estén. No te van a durar, ni van a lucir. Los zapatos terminan por lastimarte los pies y la ropa simplemente se ve de baja calidad. Son prendas casi desechables, así que no regales tu dinero.
EXTRAVAGANTE
En nuestra locura de las compras, vemos todo increíble, pero no es así. ¡Estás cegada! Sólo vemos precios un poquito más bajos y ya sentimos que es una ganga. Entonces cuando encontramos una prenda extravagante, pensamos: “¡sí la uso!”, pero lamento decirte que si no eres extravagante, no lo serás aunque tengas la mitad de tu clóset lleno de ropa de ese estilo. Mejor adquiere algo de lo que estés completamente segura que usarás.
INNECESARIAS
Bueno, no es que la moda sea parte de la canasta básica, pero hay prendas de las que en serio podríamos prescindir. Entonces si te encuentras ese vestido fluorescente, pues no lo lleves porque en serio (lo más seguro) no encontrarás ocasión para usarlo.
FEAS
Sí, da risa pero es que a veces compramos ropa que decimos “bueno, no está tan mal y está muy barata, ¡me la llevo!”, y terminamos con modelos feítos. Ya después de unas semanas, por más que nos los probemos en distintas combinaciones, siguen viéndose mal. Nos damos de topes contra la pared porque ahora tenemos ropa que no tiene nada que ver con nuestro amor a la moda. Hay cortes que sabemos que no nos van, pero la hora de las rebajas ni nos acordamos. Escogemos arbitrariamente con tal de “aprovechar las rebajas” y al final gastamos a lo tonto.
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